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Frente al Rearme, Solidaridad entre Pueblos.

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Caracterización momento imperialista

En los últimos años la crisis perpetua del sistema capitalista ha conducido a las potencias imperialistas a impulsar la carrera armamentística, como la historia nos demuestra, la burguesía organizada internacionalmente en torno a los Estados nación y desde principios del Siglo XX en organizaciones políticas supraestatales, utiliza la guerra como herramienta política para lograr sus objetivos de aumentar el control de sus zonas de influencia, asegurar las vías comerciales y hacerse con el control de los recursos naturales de los países periféricos y poder explotar a la clase trabajadora de los mismos para aumentar sus ganancias.

Aunque tras el derrumbe del Campo Socialista algunos intelectuales orgánicos de la ideología neoliberal dominante profetizaron “el fin de la historia” y consecuentemente de la lucha de clases, habiéndose alcanzado la definitiva paz social, esto rápidamente se demostró falso, puesto que la explotación basada en la extracción de plusvalía a la clase obrera no hizo más que aumentar al verse los imperialistas sin un rival militar que les pudiera hacer frente a medio plazo. A lo largo de este primer cuarto de siglo XXI, hemos observado como las guerras han proliferado en todos los rincones del planeta. Las distintas potencias imperialistas han utilizado su fuerza militar para amenazar o directamente atacar a aquellos que de alguna manera les pretendían hacer frente y ponían en riesgo su sistema de dominio global.

Esto es fácilmente observable en la proliferación de bases militares estadounidenses en el mar de China y en toda la región de Asia-Pacífico, en la intensificación del genocidio en Palestina o los ataques de la entidad sionista contra Irán. De igual manera, en el propio continente europeo con el crecimiento de la OTAN hacia el este, expandiendo su presencia y proyectando su poder militar sobre las ruinas que surgieron tras la caída del Socialismo Real e intentando asfixiar política y económicamente a Rusia mientras se aumentaba la amenaza militar occidental sobre el país.

También nos encontramos la misma situación si miramos hacia otros lugares de nuestro planeta, tanto a nivel de guerra política, judicial y mediática, como en el caso latinoamericano, donde el imperialismo estadounidense y sus organizaciones pantallas como la OEA maniobran de forma continua para negar legitimidad de los distintos gobiernos surgidos de movimientos populares y revolucionarios de la región. Siendo especialmente sangrante los casos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, aunque también hemos visto como la burguesía internacional operan a través de todos los medios a su alcance contra la soberanía popular de países como Perú, Ecuador, Argentina o Colombia.

Como de forma armada, ya que podemos observar las mismas dinámicas se repiten en el continente africano, donde el cinturón del Sahel ha experimentado en los últimos años cruentas guerras orquestadas por distintas potencias como Francia, directamente a través de sus ejércitos regulares o permitiendo el surgimiento de organizaciones terroristas en la zona, con la intención de someter a los pueblos de África al dominio colonial y poder aprovechar sus recursos naturales mediante la explotación de las trabajadoras para llevar a cabo sus intenciones extractivistas.

Papel de la OTAN y la UE en el rearme

Es en este contexto en el que tiene lugar las nuevas intenciones de rearme observadas tanto en la OTAN con el reciente compromiso de alcanzar el 5% del PIB – que supone en torno al 15% del total del Presupuesto de Gasto Público del Estado – como la Unión Europea, mediante el  plan ReArm Europe, renombrado en las ultimas semanas como Readiness 2030, aunque con ambos nombres la intención es la misma, preparar militarmente a los Estados de la Unión Europea para futuras ofensivas bélicas que permitan a los imperialistas del continente europeo mantener sus cuotas de poder y ganancias, defendiéndolas con el sufrimiento y la muerte de millones de trabajadoras como ya sucedió en el pasado siglo.

El estado de escalada militar prebélica en el que nos encontramos en la actualidad, que tan lejano parecía hace una década, es una realidad consolidada que atraviesa nuestras vidas de forma radical. Este es el principal resultado de años de propaganda imperialista por la que se ha inculcado en las clases trabajadoras el miedo abstracto a sufrir una guerra en nuestras propias carnes, con mensajes alarmistas por parte de los líderes de los Estados de la Unión Europea y de la OTAN, en base a supuestas amenazas de otras potencias que intentaban socavar el denominado “Jardín Europeo” porque no compartían el “modo de vida occidental”.

A día de hoy podemos observar como ha surtido efecto, generando entre las clases populares de los Estados imperialistas un estado de alarma que ha llevado a una parte importante de la población a defender medidas que se pensaban desterradas como la implantación del servicio militar obligatorio o apoyar las subidas del gasto militar en detrimento de la clase obrera substrayendo otros gastos que si le son beneficiosos como pueden ser la sanidad u educación, las cuales son las primeras en sufrir oleadas de recortes y privatizaciones

Situación concreta de España.

Toda esta situación no es ajena a la clase trabajadora española en su conjunto, y especialmente a la propia juventud trabajadora como clase, puesto que de consumarse el renovado plan belicista de las burguesías europeas y estadounidense, recaería sobre nuestros hombros el principal esfuerzo de guerra, y nos veríamos abocados a poner nuestro trabajo al servicio de la industria militar y nuestras vidas al servicio de los ejércitos del capital.

Esto se debe a la pertenencia de España, como Estado imperialista, al entramado político, económico y militar del imperialismo, representadas principalmente por la OTAN y la Unión Europea.

Papel de la juventud

Este entramado se ha lanzado de lleno hacia el cumplimiento del mencionado plan belicista, que ha comenzado recientemente con los nuevos compromisos ascendentes de gasto militar, con la intención de que este incremento permita a los Estados adquirir tecnologías modernas y un armamento más desarrollado, con el que engrasar a la perfección la industria de la destrucción masiva de vidas y hábitats de la clase trabajadora, así como del medio ambiente y de la naturaleza en la que desarrollan su vida millones de especies.

Es por todo esto que desde la Juventud Comunista debemos expresar nuestro rechazo frontal hacia cualquier plan de rearme promovido por aquellos que gestionen los intereses de la burguesía imperialista, puesto que comprendemos que cualquier euro destinado al presupuesto militar va radicalmente en contra de los intereses de la clase trabajadora y en especial de la juventud.

A parte de que estos serán detraídos de otro tipo de gastos que son más necesarios para nuestra clase, como la inversión en vivienda pública, en el fomento del empleo o de la educación, es necesario señalar que serán destinados a arrebatar la vida de trabajadoras de otros países, puesto que como la historia nos demuestra, es el proletariado quien soporta en sus cuerpos las consecuencias directas de las guerras.

La clase trabajadora debe oponerse activamente a los planes de rearme, tanto a través de la denuncia de los mismos, como trabajando en la construcción de una alternativa socialista que le permita liberarse de las cadenas del imperialismo, y conseguir un mundo de paz y prosperidad para nuestra clase.

¡FRENTE AL REARME SOLIDARIDAD ENTRE PUEBLOS!

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