Tras más de miles de muertos y una hambruna provocada deliberadamente por un gobierno genocida, el acuerdo anunciado por Trump y Netanyahu no se trata ni de una solución real ni de una búsqueda de paz para el pueblo palestino. Se trata de una imposición colonialista en la que Gaza es reducida a un trozo de tierra, a una simple oportunidad de inversión para el bloque imperialista en la que el pueblo palestino es simple figurante y mano de obra barata para sus planes económicos.
El pueblo palestino debe poder ejercer plenamente y sin condiciones su derecho a vivir en libertad, con dignidad, paz y autonomía como pueblo soberano. Ello pasa por garantizar de una vez su derecho a existir, decidir y construir su propio futuro. El destino de Palestina y su pueblo ha de dejar de estar marcado por potencias extranjeras, ocupaciones y acuerdos impuestos bajo amenazas de más violencia.
La única salida legítima para resolver esta situación es que Netanyahu y los demás responsables del genocidio rindan cuentas ante la justicia, que sean investigados y juzgados por ello. La comunidad internacional, además, debe actuar de inmediato para poner fin al genocidio y garantizar el acceso humanitario, abrir corredores seguros para la entrada de ayuda humanitaria y proteger a la población gazatí. En definitiva, la única respuesta posible es que la impunidad deje de ser norma y asegurar la paz y el derecho que tiene el pueblo palestino para ejercer la legitima potestad de decidir su futuro.
En este momento histórico no nos podemos permitir mirar para otro lado. La juventud comunista reafirmamos una vez más nuestro compromiso con la causa palestina, con los derechos humanos y con la dignidad de los pueblos oprimidos y urgimos a gobiernos y organizaciones a actuar de una vez para poner fin al genocidio y a un apartheid que comenzó hace más de 70 años. Nos colocaremos siempre en el lado correcto de la historia.
Del río al mar, Palestina vencerá.
