Con la llegada del verano, miles de jóvenes de clase trabajadora nos vemos obligados y obligadas a buscar trabajo para obtener unos ingresos que nos permitan malvivir el resto del año. Durante esta época, la demanda de empleo ligado al sector servicio crece de forma importante. La llegada de turista a nuestras localidades se cuenta por millones de personas como consecuencia de la potenciación de la industria del sector turístico que se ha venido ejerciendo desde épocas franquistas.
Sin embargo, las contradicciones que se producen entre los capitalistas del sector y la clase trabajadora nunca han sido tan evidentes. Con la llegada masiva de turistas y bajo el pretexto de trabajo y crecimiento económico, los problemas de la turistificación son hoy insostenibles en muchas partes del Estado.
Las ciudades y barrios son convertidos en centros temáticos dedicados al disfrute del turista y a la acumulación de capital de los rentistas y los capitalistas.
En el ámbito medioambiental, podemos decir que pocos parajes verdes quedan en la costa mediterránea, que ha sido construida casi en su totalidad. Grandes complejos inmobiliarios dedicados a viviendas vacacionales, campos de golf en zonas con un importante déficit hídrico, fuegos intencionados o corruptelas urbanísticas son el pan de cada día.
En el ámbito de la vivienda, se está produciendo un desplazamiento forzoso de la población de clase trabajadora de sus barrios hacia las periferias. Esos antiguos barrios están siendo ocupados por pisos turísticos que son propiedad de grandes fondos de inversión que especulan y acumulan capital a costa de destruir los barrios, subir los alquileres y expulsar a la población.
En el ámbito laboral, el crecimiento de la demanda de empleo se sustenta en un empleo precario y estacional. En el sector de la hostelería, las condiciones de trabajo son escandalosas. Salarios muy bajos, pocos descansos, horas extras sin pagar, contratos temporales y en muchas ocasiones, a tiempo parcial, aunque la jornada real supere los máximos permitidos para contratos a jornada completa.
Por otro lado, los accidentes y muertes por calor en el trabajo son recurrentes. En 2023, los accidentes por calor en el trabajo aumentaron un 27% y es que la sobrecarga térmica causa a corto plazo trastornos que van desde calambres y agotamiento hasta golpes de calor que pueden producir la muerte.
Frente a los desastres de la turistificación y la explotación laboral, en diversas ciudades del Estado se están organizando focos de resistencia. Salir del discurso fácil de “tourist go home”, que descarga estos problemas derivados del turismo en la estigmatización del conocido como “turismo de chancla y mochila”, a apostar por discursos que centren sus reivindicaciones y denuncia en el modelo de propiedad y en el sistema económico que permite la acumulación de capital en pocas manos.
Ante estas condiciones, la Juventud Comunista nos rebelamos. No podemos soportar que la lógica de la explotación capitalista anteponga sus beneficios ante nuestra salud y nuestras vidas, no podemos permitir que la terciarización de la economía española nos lleve a unas vidas precarias, estacionales y sufridoras de los costes de la turistificacion.
Organicemos la rabia de no tener derecho al descanso. Orientemos los sentimientos de incertidumbre que nos provoca este sistema en acción política. Pasemos de la resignación a la batalla. De la historia de lucha del movimiento obrero podemos obtener una conclusión clara, y es que nuestros derechos son fruto del conflicto. Ni una más de sus vacaciones pagadas a costa de nuestras vidas.