Uber no conquista Marinaleda. La UJCE se posiciona en contra de la nueva operación especulativa del PP contra la finca comunal de El Humoso.
Marinaleda, un pequeño pueblo de apenas 2600 habitantes de la Sierra Sur de la provincia de Sevilla, es uno de esos claros ejemplos de las pésimas condiciones de vida que sufría la clase obrera andaluza del interior durante los años del franquismo. Corrían los años 60, y como tantos pueblos, los jornaleros y jornaleras de Marinaleda se veían obligados a emigrar para garantizar unas mínimas condiciones de vida a sus familias. Aquellos que se quedaban, eran atravesados por el paro o la esclavitud de trabajar en las tierras de los grandes terratenientes andaluces.
Sin embargo, el espíritu obrero y revolucionario de las mujeres y hombres de Marinaleda era latente. En 1977, fundan en el pueblo el Sindicato Obrero del Campo y en 1978 comienzan las primeras acciones directas de ocupaciones de tierra bajo el lema sindical de la tierra para quien la trabaja. En 1979, en las primeras elecciones tras la dictadura, la CUT (partido miembro y fundador de Izquierda Unida) gana las elecciones con 9 concejales de los 11 del consistorio. Durante la década de los 80, se producen continuas y masivas huelgas de hambre y ocupaciones de tierras e incluso del pantano. Importante, pero invisibilizado, papel jugaron las mujeres del pueblo que incluso organizaron brigadas para perseguir al entonces presidente, Felipe González.
Tan intensa fue la lucha jornalera durante esta década que la utopía se hizo realidad. En 1991, el Gobierno andaluz cede el uso de la Finca El Humoso tras expropiarla a un aristócrata de la época. ¿Era momento de dejar de reivindicar? Pues no. Durante los primeros años de la década de los 90, las peonadas y la falta de trabajo en Andalucía, siguen centrando las reivindicaciones obreras del pueblo. De tal calibre fueron las reivindicaciones, que consiguieron que las peonadas bajaran de 60 a 35.
Hoy, la Finca El Humoso y la economía social creada colectivamente por las jornaleras del pueblo dan trabajo de forma continuada a más de 50 familias y genera además 700 jornales anuales, entre temporadas y picos de trabajo. Pero todo este legado está en peligro por el Gobierno andaluz del PP.
Tras el fallo del TSJ Andaluz, el Partido Popular pretende vender la Finca El Humoso. Aunque el Ayuntamiento tiene derecho de adquisición preferente, un pequeño Ayuntamiento como el de Marinaleda no puede asumir los 30 millones de euros que pide Juanma Moreno. Con su venta, no solo peligra la posesión y trabajo colectivo de la tierra, peligra la viabilidad de nuestra pequeña utopía. Marinaleda, un pueblo de valores internacionalista, antifascista, donde la vivienda no es un bien de mercado y donde las guarderías son de dominio público. Un pueblo donde los “domingos rojos” se recuerdan los valores de solidaridad y cuidado colectivo entre las gentes del municipio.
Ante estos preocupantes hechos, desde la Unión de Juventudes Comunistas de España no podemos quedarnos calladas. No podemos permitir que los procesos de “uberización” del campo lleguen a Marinaleda. No podemos permitir que un fondo de inversión acabe comprando las tierras que con tanto sudor, esfuerzo y lágrimas han trabajado los y las jornaleras de Marinaleda. El pueblo de Marinaleda tiene derecho a seguir decidiendo qué, cómo y cuándo se cultiva en sus tierras, tiene derecho a seguir desafiando el despoblamiento rural, tiene derecho a seguir persiguiendo su pequeña utopía.
Corren tiempos de reivindicaciones del campo. Cambio climático, especulación sobre la tierra y los productos, competencia desleal derivada del comercio internacional, industrialización y falta de relevo generacional son algunos de los problemas que el sector agroalimentario sufre actualmente. En ejemplos como el de Marinaleda debemos encontrar la solución. Ejemplo que combina la propiedad colectiva de la tierra con los derechos laborales de aquellos que la trabajan. No hay mejor forma para contrarrestar los embates de la extrema derecha sobre las condiciones del campo que acudiendo a la utopía hecha realidad de Marinaleda. No podemos permitir que se siga desarrollando este proceso de concentración de la tierra en manos de grandes empresas y fondos de inversión mientras se acaba con la agricultura social y comunitaria.
Estamos seguros y seguras de que en Marinaleda continua ese espíritu emancipador que plantará cara de forma organizada al Gobierno andaluz y a cualquier fondo buitre que pretenda mercantilizar sus tierras y precarizar las vidas de las jornaleras de la comarca. Décadas de lucha obrera no pueden quedar en vano ni olvidadas. Contad con todo el apoyo y admiración de la Juventud Comunista.
¡Basta de explotación en el campo! La tierra para quien la trabaja.